Era una pequeña casa con una pared de cristal que dejaba ver lo que había dentro: un sofá, una estanería, una cocina con pequeños contenedores para reciclar y una pareja que vivía allí que nos explicaron lo importante que es separar los residuos. Una de las curiosidades era que con restos de hojalata se pueden construir bicicletas. Aunque eramos público, como también nos veíamos y se nos oía participabamos con ellos y preguntábamos nuestras dudas. Así, nos confirmaron que si un papel (por ejemplo un pañuelo que utilizamos para sonarnos los mocos, limpiarnos, etc...) que normalmente iría al contenedor de papel y cartón, si está manchado se tira a la basura general.
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